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PALABRAS DE INTRODUCCION
Cuando nos asomamos por la primera vez, muchos a�os ha, al dilatado y prometedor panorama de la investigación histórica, tuvimos que reconocer que entre nosotros pr�cticamente todo a este respecto estaba por hacer. No era posible beber la filosoffa del hecho directamente de los documentos o papeles de los personajes que en el mismo habfan intervenido como protagonistas o como testigos de la mayor excepción y que en nuestro medio se producfa generalmente tomando por base lo que otros habfan escrito en el tiempo y en el espacio con vista a la menor documentación b�sica, lo que ha dado origen a que abunden y se repitan las falsedades históricas y las apreciaciones m�s caprichosas informen criterios que por su misma jerarqufa intelectual debfan estar ausentes de toda sospecha.
A nosotros apasion= siempre un tema que ofrece las atracciones m�s sugerentes: el de la historia de los derechos polfticos del pueblo de Cuba que es tanto como entrar de lleno en lo m�s hondo de su historia porque detr�s de cada paso hacia adelante, de cada esfuerzo, de cada acción colectiva de un pueblo se oculta siempre un derecho que se pretende establecer o con quistar o sostener o reivindicar.
En ese largo recorrido era por tanto necesario primero: determinar cu�les fueran los derechos polfticos de las comunidades espa�olas que estuvieron presentes en el descubrimiento y conquista de Cuba; y luego cu�les los derechos que en el curso de los siglos se fueron estableciendo o se cultivaron o se desarrollaron entre nosotros hasta que el gran impacto de la Revolución de las colonias de la AmTrica del Norte abri= a la Humanidad los horizontes y perspectivas del nuevo orden que tuvo su m�s cabal definición en la gran Declaración del 4 de julio de 1776.
Asf pas= Cuba de la mara�a de las leyes de Indias, augustas por las calidades humanas y jurfdicas que con arreglo a su tiempo las inspiraron y dieron vida, a una serie de ensayos constitucionales ennoblecidos en las Cortes de C�diz por la presencia de la representación de Cuba, una representación que otrora, cuando sus delegados asumfan el nombre de procuradores, le fu� siempre negada hasta el punto que puede afirmarwe que jam�s hasta entonces, en ninguna de las reuniones de las Cortes, estuvieron presentes los procuradores de Cuba.
Aquellos ensayos constitucionales representaron para Cuba las m�s humillantes desilusiones porque imper= siempre en el �nimo de la Metr=poli la teorfa del gobierno a distancia que era tanto como establecer que a Cuba no debfan aplicarse las leyes comunes a todos los espa�oles sino meras leyes especiales, al arbitrio y capricho de los que desde Madrid considera.....
Autor: Rufino Perez Landa
Editor: Academia de la Historia, 1957
Paginas: 320 de 6 X 9 pulgadas.