Description
Libro - Book
Autor: Emilo Roig de Leuchsenring
Editor: Historiador de la Ciudad
Paginas: 236 de 6"X 8", 1953.
Cuando alborea el a�o 1853 la Isla de Cuba se halla sometida al cruento despotismo del rTgimen colonial espa�ol. Desde treinta a�os antes venfa padeciendo los desgobiernos de espadones, sin ley ni freno para sus vandalismos, de los capitanes generales Vives, Tac=n, O'Donnell y Concha. A la esclavitud negra se sumaba tambiTn la de los criollos blancos, privados de toda clase de derechos polfticos y civiles y hasta de trato humano, sumida la población cubana en la m�s terrible miseria moral; ayuna, salvo las iniciativas individuales, de educación y cultura, y sucediTndose a diario, para tratar de impedir o de ahogar las protestas y rebeldfas populares, las persecuciones, prisiones, destierros, ejecuciones y asesinatos.
Ya en 1809-10 habfa estallado el primer brote separatista; en 1816 la inicial lucha por la libertad racial y en 1824 FTlix Varela propugna la independencia de la metr=poli, mediante la revolución, como �nico procedimiento a seguir para conquistar los ideales nacionalistas en vano demandados reiteradamente, en forma pacffica, de la Metr=poli. Se suceden las conspiraciones: de la Cadena Triangular (1821), de los Soles y Rayos de Bolfvar (1824-34), del alfTrez de Dragones Gaspar Antonio Rodrfguez (1824); en 1826 el desembarco, con prop=sitos revolucionarios, cerca de Santa Cruz del Sur, de Francisco Agnero y AndrTs Manuel S�nchez, apresados y fusilados en Puerto Prfncipe el 16 de marzo, primeros m�rtires de la lucha independentista; la expedición de los Trece; la conspiración de la Gran Legi=n del Aguila Negra (1829-30). Narciso L=pez, complicado antes en la conspiración de la Cadena Triangular, organiza en 1847 la de la Mina de la Rosa Cubana, y desde entonces, hasta sw muerte, en el cadalso, el a�o 1851, mantiene lucha incansable y heroica por la libertad de su patria de adopción. Y, ese mismo a�o se registran otros movimientos independentistas: el capitaneado por Joaqufn de Agnero, Tom�s Betancourt, Fernando de Zayas y Miguel Benavides, y el que encabezan Isidoro Armenteros, Rafael Arcfs y Fernando Hern�ndez Echerri: todos estos patriotas mueren tambiTn en el patfbulo. Al a�o siguiente, la Junta Cubana organiza la conspiración de Vuelta Abajo, y se produce la cruel inmolación de Eduardo Facciolo y Alba, impresor del peri=dico revolucionario La Voz del Pueblo Cubano.